Ya se han plasmado en mí,
serenas, piadosas;
dos lágrimas serpenteantes
en cada mejilla tiesa.
Ya nunca se secarán,
son peñascos
en mi tormenta de octubre.
De tinta de hena,
casi disolubles en agua
de una lluvia de marzo.
Y tú, mi Marzo,
todavía no llegas.
Y yo, Octubre,
me marchito al sol.
(Dibujo de Olga Melamory)
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