martes, 28 de mayo de 2013

Naranjas y un Dragón

Monólogo I


Naranjas y un Dragón


Hablemos de naranjas. Hay muchas mujeres presentes, ¡y claro! todas tenemos unas naranjas (señalando sus pechos). También veo algunos hombres hoy, ¡y por supuesto! ellos igual quieren tener unas naranjas (se ríe).

No, ya en serio, sí estamos hablando de naranjas, pero también de amor. Estamos hablando de medias naranjas. Porque todos alguna vez hemos querido una media naranja, nos hemos perdido a nosotros mismos en la búsqueda de nuestra media naranja.


Si alguna vez deseaste encontrar a alguien para que fuera la otra mitad de tu naranja; significa que tú también eres una mitad... una mitad (suspira). Y el problema de ser una mitad es que si entregas algo te quedas sin nada.  Nadie puede dar algo que no tiene. ¡Y les aseguro! que una mujer no quiere tener una sola naranja (vuelve a señalar sus pechos); y que a un hombre para nada le sirve una naranja. No, lo que todos queremos son DOS naranjas.


Entonces, mejor seamos naranjas completas; y ahora sí, podremos entregar una de nuestras mitades.


Esto te lo digo a ti, a quien no pude amar porque yo era una media naranja, y te necesitaba mucho para sentirme completa... la necesidad desgasta. Esto es para ti, que no vas a escucharme. ¡Un saludo al amor de mi vida que sepa la chingada dónde estará!... Porque todos tenemos "un amor de mi vida" y el mío no daría nada por mí. Todos tenemos un "mi amor", el problema es que "mi amor" ya tiene "su amor". Y yo aquí, llenando apenas el traje de naranja completa.


Ya no hablemos de amor, porque duele mucho. Además, existen muchas formas de amar. Si lo que quieres es nunca ser olvidado; haz que un escritor se enamore de ti. Si lo que quieres es sentirte lluvia, aire, cenizas; entonces déjate amar por un artista. Ahora que si lo que quieres es despertar feliz, sonriente, así ¡despeinado! duerme con un comunicólogo; ellos entienden todo tipo de lenguajes, ellos sí entienden  los monólogos de la vagina.


No, hablar de sexo tampoco es buena opción. ¿Por qué ahora que el sexo se volvió tan fácil, el amor se volvió tan complicado?


Mejor hablemos de la vida. A esa no tenemos que entenderla, porque ella no se esfuerza por entendernos a nosotros. La vida es como una obra de arte moderna; si buscas comprenderla, lejos de perfeccionarla, la echarás a perder. Por eso al arte no se le intenta comprender; se le interpreta, se le disfruta. Sin embargo, a veces hay algo que nos impide disfrutarla, un peso extra en el rostro que nos obliga a bajar la mirada, nos impide ver hasta nuestro reflejo propio. 


A lo mejor el día en que nos atrevamos a arrancarnos nuestras máscaras sociales, podamos portar la de guerreros. La vida se trata de sentirnos con la fuerza de un dragón para vivirla. Se trata de aplicar en nosotros mismos los consejos que le damos a otros, y que cada vez que aconsejemos lo hagamos de corazón. Se trata de que siempre se puede, pero debe hacerse una cosa a la vez. Se trata de no hacerle a nadie lo que no te gustaría que te hiciesen. 


La vida se trata de cerrar los ojos para, al abrirlos, encender al mundo con una mirada. Se trata de a veces reír, a veces llorar, pero de siempre... siempre, sonreír sin motivo. Sonrían.


Se trata de arriesgarse porque perdemos más por miedo a perder. Se trata de tropezar y caer, para aprender a levantarnos. Y sobre todo, se trata de dejar que cada momento transcurra con deleite; se trata de ser y de celebrar lo que somos.


Empero, la vida también se trata de amar (da un suspiro largo), por mucho que duela. Porque, digo, ¡sí te amo pero no me jodas la existencia!, ¡Mierda!, te amo, extremadamente, en demasía, como no debería... como no puedo evitarlo. Mi vida se trata de llegar en la noche a casa y escribirte poesías que nunca leerás; lanzarlas al viento y rezar por que un ave las tome y te las cante; que te encuentre allá, quién sabe dónde, quién sabe con quién... mientras yo, bueno, yo aquí, amándote infinitamente. 


...La vida es bella. No fácil.  






miércoles, 22 de mayo de 2013

Y Yo Aquí.

Verte, no, no verte, admirarte es un deleite. Si alguna vez te preguntaste por qué te amo, es por la infinidad de mundos que posees. Cada vez que parpadeas me cuentas una historia diferente.

La luna me sonríe y yo aquí, continuando la historia con mi protagonista ido. Con las manos frías y el montón de hojas acumuladas sobre el escritorio. No dejo de amarte. No puedo.


Lloro un poco mientras escucho esa canción, deseo todavía ser algún día eso para ti, ojalá fuera perfecta en el reflejo de tus ojos.


Y mientras me duchaba tuve una conversación contigo. Pensaba al mismo tiempo en que ya no podría volverlo a hacer, ¿hacer qué?, eso, conversar con tu sombra a oscuras al bañarme, manteniendo la fantasía en mi mente de que estás allí. Tampoco podría mojarme otra vez con esa agua de vacío. Pensaba también en que ya no me harías falta.


Me congelo y temo resfriarme. Temo más llorar. 


Quiero seguir escuchando esa canción, hasta que se acabe mi noche, escucharla hasta que la única lágrima que he soltado yazca en ti, y me recuerdes... ¿me recuerdas? no, tu no recuerdas nada. Y yo aquí, amándote infinitamente.


¡Tú tienes la culpa!, Por besarme, por haber acariciado mi rostro y mi cabello... eres culpable por mirarme, por hablar, por callar... por soltarme. Y fue así, quién sabe cómo, cuando empecé a amarte.


No, no te amo tanto, sólo así, poquito; bien sencillo, bien complicado.


Si tan sólo hubiera una señal, te seguiría; siempre deseé ser guiada por la luz de tus ojos. Alguien como tú, así de hermoso, pudo hacerlo mucho mejor, ¿sabes?


Algún día que yo me canse tú vendrás, entonces yo estaré demasiado cansada para ti... No, no pasaría; mi corazón no quiere cansarse de esperar y tu no vas a llegar nunca. No me duele, así tenía que ser; debo escribirte hasta que dejes de doler. Ahora no me dueles, al rato sí. Quería que fueras la razón para justificar mi vida.


¿Qué dirías si llegaras a leer todo lo que he escrito sobre ti? has sido el protagonista de todas mis historias.  Estás tan dentro que ya  no puedo arrebatarte, pero no hagas daño, por favor, no tengo armas para pedirte que te vayas. Pero tú siempre has sido cruel, ni en tus mejores personajes has cambiado. Me siento tonta por quererte tanto... ¿tú que darías por mi?


A veces temo encontrarte caminando, como pasó hace tiempo... ¿lo ves?, lo recuerdo todo; mis diarios están hechos de ti. No me da miedo el encontrarte, lo que temo es que no me veas, que ya me haya convertido en polvo, me angustia la idea de que pases de largo y no sonrías... no, no sería la primera vez. Tú nunca me ves, yo fui siempre quien tuvo que girar muy suavemente tu barbilla para que, sorprendido, me saludaras con un pequeño beso. Lo peor de todo es que eso amo, lo distraído que llegas a ser, la forma de extraviarte entre tus mundos. Somos tan iguales y tan distintos... ¿Qué me hace amarte así?


Llegas y te vas. Llegas para desordenar mi vida, para dejarme con el beso en el precipicio de la boca, para revolver mi corazón. Y yo que pensé esa sería la historia de nuestro siempre. Te has ido tantas veces... regresado... ido. ¿Cuántas veces más resistirá el reloj? Y yo aquí, amándote desesperadamente.


Llegas y te vas. Te fuiste y no has vuelto. Casi rompes con tu propio récord y yo el mío de estupidez, soy la estúpida que espera una vez más poseer tus ojos.


Y si se me escaparan todas estas cosas por la boca, ¿qué dirías? no, tu callarías; no dices nada nunca. Y yo aquí, amándote inconteniblemente.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Y Así Todo el Tiempo

"Yo no vivo, yo ardo.

Yo no lloro, yo lluevo.


Yo no escribo, destilo.


Y así todo el tiempo."