martes, 27 de marzo de 2012

En la Ventana

Si tuviera el reflejo de tus ojos en el cristal de mi ventana,
Si tuviera las caricias sobre el barro del jardín,
Si tuviera tu silueta en los azulejos, o en el sartén,

Viviría con ellos,
Existiría por ellos
En el mundo que han creado.

No se perderían las sonrisas en el aire,
Ni las voces en la televisión.

No, mis manos y mis besos,
los sueños, el deseo
habitaría todo en el espectro
que has dejado.

Si estás aquí,
No en recuerdo, ni en fantasía
Si estás aquí de verdad
Se esfumarían las aves tristes.

Que si vuelan a los cerezos
A aquellos lejos del jardín,
Que si se van del bebedero
Es porque no te extrañan más.

Si tuviera tu mirada en mi cojín,
Si tuviera el olor de tu cabello en un pañuelo
Si tuviera en la luces a tus susurros,
O en cada gota de agua el sabor de tu cuerpo.

Se borrarían las nubes de mi techo
Y volarían las aves tristes,
Se apagaría el televisor y todas las voces,
Porque existiría en el mundo que has dejado.



Umbral del Amor

Pintura de Daniel Saucedo


viernes, 16 de marzo de 2012

The Wolf

¿Y nuestra historia donde quedó? no creí que esperaría tanto para volverte a ver. Han transcurrido tal vez sólo dos semanas, ¡¿Qué me hiciste que me hace comer ansias?!...

¿Qué dejaste de tus ojos, de las historias en tus ojos que no he vuelto a ver? ¿De quién me enamoré? del niño o del lobo... ¿de una promesa ?

Busco respuestas de mí en todos lados; de "esto". Si te hubieras quedado unos cuantos días más habría sido diferente. Yo esperaba verme en ti, que tú hicieras lo mismo; ya planeaba nuestros espejos en las pieles y en las hojas de ese bosque que no llegaremos a conocer juntos ahora. ¿Dónde quedó el recuerdo de tu boca y la fantasía tan loca de poseernos, de juntar a lo prohibido... y de bebernos?

Me haces falta, tú y las contradicciones al tenerte, los oscuros deseos y las ganas de seguir ahí a pesar de todo. Me hace falta la promesa que no nos hicimos pero que debimos habernos hecho. Me intriga tu partida, ¿cuándo podré saber por qué te fuiste? ¿Podrás explicarme un día tu decisión?



lunes, 12 de marzo de 2012

No Puede Haber Una Vez Más

No puedo respirar,
quisiera poder escucharte
sin tener que llorar.
Mis latidos aumentan,
resucitaré
de las flores negras
teñidas de años de indiferencia;
fue una muerte lenta.

-Suéltame la mano, no me sigas más.

No, no fueron
las mil palabras de aquella vez,
fue
cuando callaste
que me rompiste el corazón.

No pensó en lo que pudiera pasar;
Ahora, después de todo, quiso volver.

Me había perdido,
no debió seguir intentando;
Intenté olvidarlo tantas veces,
¡cómo me hacía daño!

Los recuerdos sinuosos
fueron almacenándose,
imposibles de borrar
por mi pobre mano.

-Suéltame la mano, no me sigas...
no puede haber una vez más.



Ilustración de Bodgan Pryston.

domingo, 11 de marzo de 2012

Cuando Se Es Patético

Ella despierta e inhala, inmóvil se pregunta si quizá esa noche le hablaste en sueños. No te halla. Exhala.

Mirándose en un espejo: ¡Qué tristes se ven sus ojos!

Sale a caminar. Llueve. No, el cielo escupe amarga y esporádicamente queriendo llevarse un poquito su pena. Recorre las calles que recorriste con ella, se sienta y aguarda; espera verte doblando la esquina y que ocupes el asiento que aún te tiene guardado.

Y si es de tarde yacerá frente a la ventana burlona; firme, en silencio, alucinando que vio tu sombra, que vio tu rostro, confundiéndote con todo aquel cuanto pasa...

Y si es de mañana no sale, se queda en cama con el celular en la mano, leyendo y volviendo a leer los mensajes de hace más de un año. Tus mensajes.

Pero en la noche es diferente, ella la anhela, un fino instante de paz entre sábanas y obscuridad; donde, si bien no hay luz, imaginar no cuesta, sentir no cuesta... vivir es sencillo. Porque si es de noche es cómodo tocarse, recordando pues tu cálido tacto. Pensando en el cuento de amor que no ha sucedido y no ha de suceder jamás; pensándolo una y otra vez con la intención de soñarlo.

Cae dormida.

Son las cinco de la mañana: revisa su celular, no vaya a ser que le hayas llamado... le pareció escucharlo sonar. 


Ya es de día, ella no quiere despertar.
  


(Fotografía por: Violeta Risueño)

Poema para Soledad

Un suspiro de misterio dibuja con el humo tus labios en mi noche, como pequeñas espinas de fuego atrapan los míos, me hacen delirar, bebes mi sangre hasta que muere la noche... como un suspiro de distancia, como una hora de soledad, como el pujante latido que soy y que siempre seré. Te deseo cada momento, te busco, te adoro, te beso, me entrego un segundo entero y luego te pierdo.

Me seduces y te suspiro, te tengo un segundo y luego te pierdo, como el humo, como si fueras de aire, como el beso que jamás será mio, como un momento prohibido. Como una caricia sin dueño, beso tu frente, contemplo tus sueños, me voy muy lejos, te dejo en la noche, mi dama de humo, mi suspiro, mi sueño. Me seduces con el aroma de la ceniza, con el dolor de mi nostalgia, con la muerte anhelada, con una explosión herida y distante, me seduces y me entrego, a tu piel de encaje, a tu amor de vidrio, a tu pasión pujante.


Kevin





lunes, 5 de marzo de 2012

Mosca

Una vez más estás aquí, frente a mí; como siempre, desde el principio. Estamos juntos desde hace tanto que ya debería estar acostumbrado a tu zumbido errante y volátil. Pero el caso es que aún me pongo tenso al sentirte merodeándome. Sé que mes estás mirando, me criticas, ¿por qué no hago nada? Y yo me pregunto lo mismo: ¿Acaso no tienes otra cosa mejor que hacer? Podrías largarte, volar hacia aquella inmundicia que constituye tu hábitat y dejar mi zalea y mis nervios en paz. Pero no, sigues invadiendo mi sitio. Casi te fundes con mi atmósfera, con mis sentidos. Casi el único objetivo de mi vista, casi la razón de mi filosofía. Tú eres la pregunta que me hago cuando me siento solo. Tú la ansiedad del sacrificio, el calor que derrite mis instintos. Casi la continuidad inmensa de lo que un cuerpo como el mio no puede hacer... y no eres más que una mosca. Demasiado negra para iluminar la ruta, demasiado pedante en tu inconsciencia para reprocharte nada de la privacidad violada. Demasiado indiferente y llena de desprecio por el bulto grotesco que te ve desde este agujero, inútil en su pozo acojinado y en lo que te dice.

A través del tiempo he sudado tanta amargura que ya debías haber muerto envenenada. Mas resulta que no, que te nutres de mi excedente tóxico. Eres depositaria y recicladora de mis propios venenos. Eres parte de la red que me forjé para maniatarme. Eres una de aquellas partes extripables de las que nunca nadie se quiere deshacer; como un riñón, como la hiel, como el prepucio. Finalmente, desde afuera, eres los mil ojos que me hacen insignificante, nada. Mil humanos patéticos compadesiéndose de ellos mismos al ver sus reflejos convexos en los ojos de una mosca.

Manoseas y ensucias el bocado chatarra que miente al estómago de este hombre. Tu regocijo cínico hace sonar el zumbido de tus alas como una irreverente y sarcástica carcajada. Sigues volando y la bruma se desgarra a tu paso; atenta, quizá burlona. Tejes una invisible mortaja a lo largo de mi cuerpo.

A fuerza de mirarte durante horas he acabado por aceptarte como un apéndice más, como un miembro, como un ojo periscópico para ver más allá de mis límites. Casi siento surgir de mí ese batir de alas que adormecen,que hipnotizan. Que me hacen sentir lástima y desprecio por ese cuerpo que se pudre en su hastío tirado de manera grotesca sobre un colchón caliente. Ahora soy visión total y el acecho al que se han sometido estos dos animales se va trocando en un reto existencial. Con una exaltación morbosa doy vueltas y más vueltas alrededor del guiñapo tendido y acabo por comprender que...

¡Espera! ¿A quién estoy regañando? ¿Quién se supone que soy? Veo que toda esa habitación oscila entre dos imágenes que se retan, que llevan el desprecio hasta el punto dejar, una de ellas, puntos de mierda en el rostro de la otra.

Soy un despojo que se mueve de manera mecánica, un ojo vidrioso fijo sin razón en un insecto negro; un movimiento sin motivo, sin pensar. Pero que vuela sobre un muerto.

El calor que exhala sube y enturbia el aire formando una capa densa que se acumula en mis alas y me impide volar bien. El calor ectoplásmico que escapa como vapor de ese cadáver fétido. ¡Qué asco! Mejor saldré volando por la ventana y dejaré a ese desperdicio humano pudriéndose encerrado en un cuarto opaco, en un pozo acojinado que quien construyó olvidó poner escaleras. Me iré y durante todas las horas que me quedan de vida, nunca más me acercaré a un hombre. Que se mueran todos y mientras, mis compañeras y yo nos comeremos sus despojos.


Alejandro Ipatzi



domingo, 4 de marzo de 2012

Silencio Habla de Soledad

Soledad:

La compañera fiel, la que nunca te traiciona

Trago dulce, amargo, en ocasiones más odiado que amado

La dualidad está presente.


Silent


De la Enfermedad del Amor

Leí una vez definir al amor como una enfermedad rebelde de la que el paciente no quiere sanar. Es cierto.

Confieso que han sido más de mil doscientas lunas enfermizas, lunas que han lavado tu existencia cada vez menos real y más de sueño. Mi cuerpo ha adolecido tus ausencias, las lágrimas han dejado oscuros lunares en mi rostro. Hay un hueco en el corazón y siento que tú y sólo tú podrías llenarlo. Se llenaría con tus risas, con tus caricias suaves, tu incomprensible y apenas vigente amor por mi.

A veces charlo contigo en las mañanas, imagino tu voz y tu consuelo, tu hombro listo para dejarme llorar. Alucino con tus brazos en la ducha y en la cama (instantes antes de dormir), tus besos también suelen presentarse como un sutil cosquilleo en la mejilla.

No te pido más, no te pido nada que no puedas darme..

El hueco de mi corazón no es por tu amor en carencia, es por no poder amarte, por no dejarme amarte. ¿Cuánto más vamos a esperar, amor?

Sigo deseando recorrer la perfección de tu cuerpo, sentir tu alma en una velada infinita. ¿En qué momento se deshizo el sueño de una vida juntos? Ah, sí, lo recuerdo: ese momento de traición.

Te he perdonado, lo comprendí y lo olvide; lo sabes. Pero no entiendo qué quieres de mi.

Me he preguntado si haz enfermado tanto como yo en estas más de mil doscientas lunas, no lo creo, y si lo fuera ¿Me dejarías sanarte con un profundo amor?






Definiciones

Amor, dijo la rosa, es un perfume.
Amor es un murmullo, dijo el agua
Amor es un suspiro, dijo el céfiro
Amor, dijo la luz, es una llama.

¡Oh, cuánto habéis mentido!:
Amor es una lágrima.


Josefa Murillo
Pintura de 
William Whitaker

sábado, 3 de marzo de 2012

El Precio del Amor

El amor es de valientes, corres el riesgo de ganar y de perder, de gozar y de sufrir.

Me pasó de todo.

No podría describir precisamente lo que siento, ¡porque no me siento!, era él quien me hacía sentir. A menudo las cosas se veían mucho más fáciles, una pelea tonta era lo más sencillo de arreglar en todo el mundo. Pero esta vez es el mundo que se me ha caído encima. El cristal de ensueño bajo el cual vivía se ha roto y sus trozos ¡vaya, cómo hieren!

La negación, la decepción, la tristeza. Anoche no dormí nada, no me quitaba la idea de haberlo perdido para siempre, y es que ese para siempre suena tan increíblemente doloroso.

No podré escribir más, la razón quiere hablar y el sentimiento también. Es desastroso. Mis próximas reflexiones tendrán que ser silenciosas, sin el lápiz quizás, pues la situación aún me sabe amarga.

Soy patética, lo sé; pero mi amor es real. Me arde amarlo, me mata, ¡me hiere profundamente! ¿Será este el precio del amor?