Si tuviera las caricias sobre el barro del jardín,
Si tuviera tu silueta en los azulejos, o en el sartén,
Viviría con ellos,
Existiría por ellos
En el mundo que han creado.
No se perderían las sonrisas en el aire,
Ni las voces en la televisión.
No, mis manos y mis besos,
los sueños, el deseo
habitaría todo en el espectro
que has dejado.
Si estás aquí,
No en recuerdo, ni en fantasía
Si estás aquí de verdad
Se esfumarían las aves tristes.
Que si vuelan a los cerezos
A aquellos lejos del jardín,
Que si se van del bebedero
Es porque no te extrañan más.
Si tuviera tu mirada en mi cojín,
Si tuviera el olor de tu cabello en un pañuelo
Si tuviera en la luces a tus susurros,
O en cada gota de agua el sabor de tu cuerpo.
Se borrarían las nubes de mi techo
Y volarían las aves tristes,
Se apagaría el televisor y todas las voces,
Porque existiría en el mundo que has dejado.
Umbral del Amor
Pintura de Daniel Saucedo