De pronto olvido cómo te llamas ¿será el haberlo dicho tantas veces? Tienes curiosidad, no puedes engañarme, una parte tuya quiere descubrirme, no hay casualidades en este mundo, tú tienes una historia que contarme.
Te siento recorrerme, por alguna razón tu sombra es muy hiperactiva. Dame el gusto de beber de ti.
Eres como el sol enrojecido de julio, absorbente, frustrante. Me proporcionas fluida inspiración a lo largo de mi vigilia y de mi concurrente somnolencia. No puedo evitar imaginarte, tu sabor es delicioso.
Eres la adicción de mis sentidos en las tardes espumosas de la tina; sin embargo no alcanzo a terminar de respirarte. Eres aliento a medias, causa de agravio y zozobra. No me estrangules, compláceme.
Sería divertido, Julio, que sí llamaras. Me entretendría en los laberintos de tus ojos mientras tomo un sorbo de café; entonces me hablarías de tu arte y yo me haría cargo de obligarte a caminar de noche, por callejones vacíos y soltando insinuaciones con la intención de un beso.
No te tardes, Julio, no soy una mujer a la que le guste esperar.
(Fotografía por: Violeta Risueño)
3 comentarios:
!que bellísima excursión en el amor y el desamor hice contigo! Muchas gracias
Este me quedo con mis libros de Edgar gracias :S
jajajaja ¡no inventes Brenda!
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