No me preocupan tanto mis anormalidades, sólo a veces cuando acumulo vasos de agua por toda la recámara junto con el papel higiénico. Hoy acumulé cuatro vasos en mi escritorio y una botellita, como tres metros de papel higiénico y espero no se me haga vicio el acumular también la basurilla de los crayones.
No me preocupan tanto mis anormalidades, el despilfarrar las cosas sobre la cama y terminar durmiéndome en el piso, temer bajar a la cocina porque la vi habitando un monstruo gris, el colgarme un hilo amarillo del cuello y confiarle mi alma a un trozo de plástico en mi buró.
Escucho las campanadas de la iglesia y tomo mi cabeza con ambas manos porque me duele, trato de tronar mi cuello porque llevo horas aquí sentada respirando entrecortadamente. Me destapo, me da frío; me tapo, me da calor; enciendo la luz, necesito oscuridad; apago la luz, enciendo una vela. Escribo una palabra a la vez porque salir me asusta cuando ha llovido, escribo con comas porque con comas vivo y no he aprendido bien a poner puntos finales.
No me preocupan tanto mis anormalidades, después de todo ¿quién fijó la pauta de lo normal? una mayoría, me imagino, y un cuarto restante somos tachados de anormales sólo por seguir haciendo lo que para nosotros es usual. Nadie en el universo es 100% normal porque la normalidad son generalidades y las generalidades no tienen un 100%, son más bien aproximaciones de lo que uno espera encontrar en el otro.
La palabra normal se me hace una completa falacia. Ni hay cosas 100% normales ni existe una definición de normal. No puedes definirte como una persona normal cuando la palabra por sí misma carece de definición, así como tampoco puedes definirte como anormal exactamente por las mismas circunstancias.
Son las 8:00pm y ya llegó el momento de recorrer la casa vacía. No me preocupan tanto mis anormalidades, tampoco mis normalidades y mucho menos los sueños a la hora de dormir. No me preocupa nada... las preocupaciones también carecen de definición y de explicación coherente. Por eso ya me voy a recorrer la casa. ¡Saludo a las mayorías y al cuarto restante de anormales, dulces sueños!
Oh, por cierto, ya hay página oficial en facebook:
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Gracias de antemano a todos por darse una vuelta por ahí.
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