Se ha esfumado para siempre la sensación que dejaba el roce de tu piel,
se perdió tu mirada en los disturbios de mis sueños.
Se ha quedado inerte el escalofrío que producía verte,
me sobran demasiados recuerdos dolorosos.
Se han pintado tus ojos de cada tono excepto el tuyo,
se me acabaron las razones para esperarte.
¡Pero siguen vivos mis intervalos de deseo!
¿tan difícil es venir y dejarte morir sobre mi cuerpo?
Si algo recuerdo son las cicatrices de tu pecho y la fuerza de tus brazos,
recuerdo las sombras de tu cuarto y su olor a vino.
Y si algo extraño es la manera en que acariciabas mi rostro,
tu peculiar forma de besar en la comisura de los labios.
Si algo jamás podría olvidar es que cantabas con la luna,
que dormías bajo los árboles, que entristecías con la música.
Sin embargo; se ha ido todo lo demás, con mis pesares e ilusiones;
he perdido las razones para volverme a enamorar de ti.
Y si una sola cosa ha de permanecer aquí, no es tu rostro, ni tu voz,
es la certeza de un amor con locura, apasionado, hasta el alba de mi muerte.
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