No son de mar ni de cortinas saladas; sus ojos son la piel del lobo, el sol de mediodía.
Son tierra perdida más allá de todo cielo, el más ambicioso entre mis destinos.
Son grandiosa aventura, historia sublime, esperanza secreta.
Es de perlas su brillo, de oro ardiente su calor.
...Y son sus lágrimas de hiel.
Sus ojos son espejos, distanciados de los míos por épocas y mundos enteros.
Sus ojos son el espejo más perverso de todos, capaz de reflejar el corazón, no el rostro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario