lunes, 23 de julio de 2012

Hoy, Viviré o Moriré.

Tenía catorce años cuando en una hoja rasgada escribí: "Nadie nunca me entenderá"; resuena el eco de esa frase en mi presente, perdurará la misma en el andar de mi futuro.

Siempre he vivido con miedo, el miedo que carcome y deshace corazones; las noches en soledad en las que lloro, lamentos tibios se han escrito en mis paredes. Siempre con terror a ser juzgada, a no ser suficientemente buena, a errar. Siento el vació en mi pecho agonizante, son las horas que alimentan la desdicha y las preguntas de piedra -filosas u obtusas- las que pesan.   


Le temo a lo que cargo adentro, el engendro de las voces y las risas que, con caricia falsa, me promete cada día darme paz. Le temo a lo que veo, a lo que escucho, a mi mundo mismo bañado en fantasía, sangre y sombras; la curva del sueño en el que vivo, a mi mirada de toque macabro que se pierde en la nada. Me da miedo cantar, dormir, hablar... ¡cualquier cosa que me haga sentir!; pues sentir es perder el control, escabullirme luego entre mis propias nubes; desaparecería la noción del todo, se irían las luces, la gente, y quedaría sola, hablando con el aire. Así de grande es mi terror, soy tan frágil que aveces no  reconozco la línea entre la realidad y la ficción. Suelo extraviarme, y los ojos fisgones no pueden evitar ver; sean de quien sean las miradas intimidan.


Creo que todo el mundo teme ser feliz. Nos cohibimos a nosotros mismos, son nuestras manos las que vendan los ojos, las que atan, secuestran la voz, enjaulan el corazón, cortan alas y piel. ¿Cuándo nos daremos la oportunidad de hacer?, ¿Cuántas veces deberemos estamparnos contra la pared para arrancar la venda?, ¿Cuánta fuerza nos hace falta para gritar?, ¡¿Cuándo seremos capaces de amar?!, ¿Cuánto tiempo hará falta para arrancar una raíz?, ¿Cuán grande debe ser el deseo de sentir?... ¿Cuándo será el día que queramos vivir?     


El miedo es una enfermedad que corrompe y ensucia, nos envuelve en la fatiga, el desconsuelo, la tristeza... El miedo es nuestro límite, el enemigo verdadero, la razón por la cual no somos lo que siempre debimos ser.


"Hoy, viviré o moriré;

hoy, moriré o viviré."

Entender que no nacimos para complacer a nadie más que a nosotros mismos; no por egoísmo, ya que el dar, el entregar es parte del ser humano cuando no se teme perder. Entender que la única lealtad que debemos proclamar es hacia nuestros ideales sinceros, a los deseos del corazón. Y entonces sabremos que la máxima expresión del hombre es la de proyectar desde su interior, aquella naturaleza cierta se reflejará en cada acto, palabra, sensación, pensamiento. Estamos hechos para ser libres, libres para ser.


Ser... ¿o no ser? atreverse a vivir en contra del mundo, pavonearse entre los juicios de la gente, desenmascarar la materialidad social, aprender a defender en lo que creemos; y todo para descubrir que estamos solos, la soledad es la consecuencia, se descubre la verdad de nuestra condición.


Si somos, podemos llegar a ser. Pero nos negamos a nosotros mismos, le encontramos el gusto a volvernos parte de algo que no elegimos y a donde no pertenecemos, nos volvemos idiotas e ignorantes, nos transformamos en la mentira en carne viva y aseguramos odiar la hipocresía. El universo entero se corrompe.


Nunca fue mi intención generar la metáfora de la armadura de Fisher, o hablarles de máscaras sociales, tampoco generarles una crisis. Quería compartir mi ambición de ser libre, de ser feliz. Sueño con poder SER sin perder a mis amigos, SER sin que mi familia me rechace, SER sin escuchar burlas en la escuela, SER sin recibir miradas de repulsión en la calle, SER sin despertar con un corazón roto ni una ilusión barrida, SER sin escuchar las decepciones, SER sin causar miedo a gente porque se tienen miedo a ellos mismos.


¿Por qué vivimos con miedo? la cobardía de ser quienes somos, estar expuestos y ser vulnerables. El mecanismo de defensa más burdo que se ha inventado. La grandeza se alcanza con la virtud, la virtud de vivir por vivir, amar por amar... ser por ser. Es el artista, la musa, los cuales se alcanzan con este principio: sin miedo, atreverse, arriesgarse a vivir.



"Hoy, viviré o moriré;

hoy, moriré o viviré."

Así que hoy yo decido ser mi espejo, abrazar las sombras y la luz, podré curar los cortes fieros del camino, alzaré la frente y daré pasos firmes, porque ni sus burlas, ni su repugnancia o sus gestos podrán cambiar lo que soy. Los miraré a todos y seré ahora quien ría, les diré:


-Soy feliz, y ustedes no-

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