Extrañándote más de lo que puedo soportar, porque no imagino mi vida sin ti, porque sueño mi futuro a tu lado, porque te amo como jamás he amado y como no quiero amar a nadie que no sea tú. De verdad si no vuelves moriré, estoy segura de que moriré.
Nunca deseé irme de tu lado; anhelo estar ahí, en tus brazos, escuchando tu corazón agitarse a cada beso; sintiéndote, conociendo cada bello centímetro, cada perfecta imperfección; tocando tu cabello mientras miro tus ojos... mirándolos por horas hasta desprenderme de mí, iré a donde tu mirada me lleve; escuchando en mi oído tu voz, palabras que enchinan la piel.
Quiero amarte. Déjame amarte ahora y en la eternidad. Construiremos maravillas, nuestro propio universo, nuestro propio lenguaje, ¡nuestra propia definición de amor! Volvámonos uno, seámoslo todo. Bésame, bésame y cubriremos nuestro techo de estrellas; tócame, húndeme en el océano de tus sábanas, en una seda policromática envolvente en cada sensación.
Tan sólo ámame, ¡hazlo aunque me lastimes, aunque probablemente mientas, aunque quizá mañana ya no estés aquí! Ámame al menos una noche donde se pierdan nuestros cuerpos y nuestros corazones, y se estancará entonces el tiempo saboreándolo infinito, ¡se harán música nuestras voces, nuestros gemidos, nuestros latidos!
Y esa noche será guardada en mi gabinete de maravillas, sellado con un beso y bajo llave, será guardada en el espacio más profundo y desconsolado de mi alma, para abrirlo cada noche y con cada sueño bañarme en él.
Quiero amarte. Déjame amarte ahora y en la eternidad. Construiremos maravillas, nuestro propio universo, nuestro propio lenguaje, ¡nuestra propia definición de amor! Volvámonos uno, seámoslo todo. Bésame, bésame y cubriremos nuestro techo de estrellas; tócame, húndeme en el océano de tus sábanas, en una seda policromática envolvente en cada sensación.
Tan sólo ámame, ¡hazlo aunque me lastimes, aunque probablemente mientas, aunque quizá mañana ya no estés aquí! Ámame al menos una noche donde se pierdan nuestros cuerpos y nuestros corazones, y se estancará entonces el tiempo saboreándolo infinito, ¡se harán música nuestras voces, nuestros gemidos, nuestros latidos!
Y esa noche será guardada en mi gabinete de maravillas, sellado con un beso y bajo llave, será guardada en el espacio más profundo y desconsolado de mi alma, para abrirlo cada noche y con cada sueño bañarme en él.
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