Hacer cuerpo: gordura femenina y empoderamiento
Violeta Carrasco Jiménez
“Una mujer que no se gusta a sí misma no puede ser libre y el sistema se ha encargado de que las mujeres no lleguen a gustarse nunca.” Beatriz Gimeno
Depílate la ceja, aclara tu piel, baja de peso, elimina la celulitis, disimula las estrías, maquíllate, rasura tus piernas, suaviza tu cutis, evita olores corporales… Es casi como si nos quisieran desaparecer. “La gordura solo puede ser un espacio estacional en la vida, un descuido, algo que debe ser transformado en flaco.” (Paz Moreno) La delgadez y la belleza son exigencias de la sociedad para poder pertenecer y requisitos para resaltar en ella. Si no eres delgada y bella, no existes, no puedes ni mereces ser feliz. No se trata de un debate de si es bueno, malo, saludable, estético etc., estar gorda; sino de que las mujeres no deberíamos estar sometidas a esa presión y que la medida para calificar nuestro valor no debería hallarse en una báscula o en la cinta métrica, sino en la virtud, el talento, la inteligencia y la calidad de ser humano que somos.
El rechazo hacia la figura femenina real y no a la de portada de revista, se refleja en la culpa y desprecio de una misma por ser mujer. “La estructura de la culpa en esto sí que es un lastre. Creo que es el mayor castigo social de la gordura. Las gordas no podemos sentir libertad sobre nuestros propios cuerpos, ni sobre nuestras posibilidades de elección. La culpa genera la paranoia (justificada o no) de que todo nuestro acontecer, especialmente lo negativo, está radicado en la gordura.” (Paz Moreno) Así mismo, explica el eterno retorno de la culpa: las ganas de arrancarse trozos del cuerpo y morirse de hambre. ¿Por qué querría la sociedad (inquisición) implantarnos ese sentir? por reproducir el sistema capitalista y los modos de producción, por hacer de todo una mercancía incluyendo nuestro cuerpo, nuestra autoestima e identidad; básicamente.
Sin embargo siempre se ha atacado a la mujer, limitándola y denigrándola, como si por alguna razón se le tuviera miedo a la mujer que es libre, que está en posiciones de poder, a la mujer íntegra y segura de sí misma. El activismo que señala la autora no debe restringirse a ‘hacer cuerpo’ y defenderlo, sino a romper las barreras que se nos han sido impuestas por generaciones. Hay campañas recientes y prometedoras en cuanto a la ‘body shame’ como #IAmNoAngel, líneas de ropa para curvy girls y la aparición de modelos con variedad de cuerpos en las pasarelas. Para ello el Internet, especialmente redes sociales como Instagram y Twitter se han vuelto fundamentales, pero todavía queda mucho por hacer, mucho que resistir y sobre todo siempre hay que tener claro quiénes somos y quiénes quieren que seamos y para qué desea la sociedad que sea así. La crítica constante sobre nuestras decisiones, juicios y actos; es la clave.
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