jueves, 26 de junio de 2014

Viva a Medias, Medio Muerta

Escribo sobre una mesa solitaria, en un cuarto tan iluminado como el día, en condiciones de silencio absoluto y sin ganas de pensar. Empiezo a reparar en el suicidio.

Específicamente opto por un suicidio limpio, blanco como estas paredes oprimentes, porque no merezco el escenario rojo y hermoso de una muerte artística, ni la paz de mis cenizas en el susurrante mar; merezco el seco y abrumador encierro. Hoy estoy como para dejar de existir, para convertirme en nada o en todo caso, dejar de convertirme en cualquier cosa, porque si fui, desperdicié todas mis oportunidades para llegar a ser.


Llorar no cura nada, tampoco lo agravia; ocurre que no quiero llorar, sencillamente; todo en mí es sencillo e insignificante, soy como una mota de polvo en una mota de polvo. Tampoco me place pensar en aquello, como no me placía escribir hace una semana. Hoy lo que me place es morir. De forma oportuna, sin dejar cartas ni exponer lo que en vida, dejé a medias. Si vivía a medias, medio moría y ya no me importa la primera mitad.


¿Hay solución? la hay, siempre se puede cuando se hace una cosa a la vez y lo que hoy quiero es planear, después dormir sin un solo sueño y permanecer, permanecer en el espacio extraviado donde no se distingue la luz de la oscuridad, porque se ha perdido la mente, como se perderá todo. 



1 comentario:

Ethan Calva (Isan Rokr) dijo...

Me capturó tu pequeño relato, me agrada tu forma de escribir ;) particularmente me dejó pensando eso de vivir a medias. Visitaré tu blog más a menudo, te invito a visitar el mío, ¡Linda Noche!