También dejo aquí el blog de Paulina, quien creo que ha escrito algo especialmente interesante (aunque no lo he leído): Belle Mot y sé que les va a gustar.
Espero que sigan disfrutando de nuestro sufrimiento. El próximo post se publicará el miércoles 5 de marzo.
(P.D el relato debe leerse con la música de fondo.)
Victor
Con el tapiz desgajado de su habitación azul, se pasea desnuda, de lado a lado, entre sombra y sombra del doloroso recuerdo, con el cabello suelto hasta los pies. De entre todas las cosas eligió el cerdamen cuyo mango es de plata y su collar de perlas, para cepillar su melena salpicada de sal de mar, de maldiciones. Con la costa en la ventana y el susurrante viento despeinando las cortinas púrpuras, con las hojas de los diarios teñidas con la tinta de la letra de su amor, Victor, su gran amor; se pasea desnuda, con su penumbra bajo los rayos quemantes del sol y acaricia la muerte de las flores de junio sobre su mesa de noche, junto al vestido de novia, empapado de llanto, salino como el mar, salino como sus pesadillas.
Se retuerce en la silla, se le agrieta la piel. Cierra los ojos para regresar las mariposas,el jardín, Víctor, el beso primero, el beso último. Regresa las tardes y el amanecer en sus ojos, grises como el día en que se fue, grises como el cielo nublado que cubrió su adiós, su adiós para siempre, porque del peñasco dejose caer para ser devorado por los sueños del mar, por sus bestias y las glorias de sus misterios. Se le contraen las entrañas mientras lo piensa, desnuda se desploma en la silla, sin la intención de volver a vivir, dejando caer su cabello para perfumar toda la habitación con hiel. Entre sus senos le escurre la tinta de la carta que él le escribió, que ha dormido sobre su piel de espuma y escurrido en su locura perenne.
Nunca, entre todas sus cartas y hojas de diario, ni su boca ¡nunca!, se dijo algo más triste:
"Amor (y te digo amor con un dolor en el pecho), jamás he amado así, con más pasión que la que tiene mi carne, ni con más fervor que el que soporta mi cuerpo. Pero no tengo fuerza para cargar con el monstruo que en mí vive y temo, que su respiración se agite y palpite conmigo y sus voces jamás abandonen mi oído, porque si llega el día en que mi voluntad se venza, escucharé al demonio de mi cabeza y, amor mío, mi tormento es que él te conozca, que en mí lo veas.
Perdóname, perdona mi debilidad, perdona mi miedo, perdona mi dolor... perdóname haberte amado así, tan poco tiempo, con tantos delirios y ya no llevarte otra vez flores.
Te amo (y lo digo con más fuerza que nunca), siempre serás mi amor."
Víctor
De entre todas las cosas ella eligió el cerdamen cuyo mango es de plata y su collar de perlas, las hojas dispersas de su diario arrancado, el vestido de novia, las cortinas púrpuras y las flores de junio, para guardarlas en el baúl y arrojarse con él desde el peñasco, para ser devorada por el mar onírico y que al fin llenara con su sal sus penas, para que al fin se hundiera en la oscuridad profunda, donde los monstruos duermen.