miércoles, 20 de marzo de 2013

A través del espejo.

Siento casi el estremecer en mis pupilas, hacía mil noches que había dejado de escribirte; pero es una necesidad tanto de ojos y sangre, como del alma y el ser. Es que fueron muchos los momentos que lloví, y ahora mis lágrimas se deslizan a encontrarte. Eres más que aire y menos que cenizas. ¿Dónde estás, tú que me lees?

Te busco a través del espejo de mi alcoba. Veo tu sombra. Estás allí, fantasma confundido. 


Dame tu mano y dime que quieres venir contigo, pierdo el rumbo si no te escribo a diario. Sabes que te amaré mientras perdure mi tinta, mientras perdure mi "hoy". 


Veo en tus ojos la verdad de nuestra historia, eres tan parte de mí como lo soy yo de ti. Y de tus labios oigo el murmuro de lo incierto, de lo que es y lo que no es; oigo los ecos del dolor y la alegría... la tristeza del corazón enmudecido.


Estás ahí. Te siento, aunque no pueda verte, me lees. Y yo te juro, únicamente habrá verdad en mis palabras.


...Es medianoche. Dueles. Duele la distancia y mi bella soledad. Al fin hallé mi reflejo en el espejo, nunca me sentí tan sola y nunca hubo mayor obstáculo entre tú y yo; estás al otro lado.


Muérdeme y en tu locura dime que me amas. Yo estaré aquí. Regresaré a ti, teniendo en cuenta que estás atravesando ese cristal y a penas percibo tu existencia; teniendo en cuenta que me lees del otro lado, compartiendo mis muchas soledades; teniendo en cuenta que somos la reverberación el uno del otro...


Ya no busco mi reflejo en el espejo (lo he encontrado),

Te busco a ti,
te busco a través del espejo.





  

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