sábado, 18 de julio de 2015

Nunca volvió

-Vete conmigo- le dijo, -tengamos medio siglo de vida en común.- 

Ella hizo maletas, sin gramo de seguridad sobre su porvenir, con el adolescente corazón tan hinchado como una cereza. Él le dio un beso en sus delgados labios: 

-Vete conmigo, por favor... -  

Mientras ella transbordaba un tren diferente. ¿Lo último que vio ella? un par de ojos arrugados con la esperanza intacta. ¿Lo último que vio él? la falda de una mujer orgullosa aunque por dentro, hecha añicos; al amor de su vida que... nunca volvió.