El monóculo social es un aparato de control: produce y reproduce una ideología proveniente de la clase dominante y asumida por esta y por aquella a la que pertenezcas. La mayor parte de la información de contenido político y cultural lo atraviesa antes de llegar a "nuestros ojos, bocas o mentes"; son mediados y redirigidos mediante estrategias por este mismo.
La importancia del ensayo a continuación recae en el siguiente planteamiento: ¿Cuál es el valor argumentativo que nos ofrecen los medios de comunicación y cuál es el control ideológico por parte de la clase política? Y aunque este se presentará por partes (ansiando ya la siguiente entrega), hoy comparto esta que es la primera, teniendo como principal base teórica a Althusser y que a mi parecer es un excelente y sustancioso inicio.
Sobre el autor:
Seré y soy un soñador despierto, tratando de convertir esos sueños en realidad. Nulo de religión porque creo en la capacidad humana; el aliento subversivo va y viene en las letras que contengo y espero que nadie me quite esa libertad, pues hago uso d elos fragmentos de libertad que me quedan en este pedazo de mundo que conocí al nacer, para libertar a nuestra mente.
Egresado de la carrera en Ciencias Políticas, pretendo ser un buen académico libertario, luchar contra la costumbre del sector laboral capitalista y sostener siempre los principios libertarios para nuestra humanidad.
El Monóculo Social
Por José Ángel Lima Zamora
Para los mexicanos los medios de comunicación representan una influencia importante que se ve reflejada en nuestra opinión (1) y nuestra perspectiva sobre los hechos, independientemente de que los acontecimientos sean relevantes o no, aquello configura nuestra razón del tiempo y espacio con respecto a nuestro interés sobre lo transmitido en los medios de comunicación. Es ahí en dónde la mayor parte de información de contenido político y social atraviesa para llegar a nuestros ojos, bocas o mentes, aparte de todo el contenido cultural que en ellos fluctúa. Sin embargo la cuenta de nuestras perspectivas influye muy poco en lo que se transmite si no damos el valor y el peso real a los acontecimientos de lo que en verdad significan, y no me refiero al valor totalmente sentimental de lo que se nos transmite si no el valor argumentativo que esto representa frente a nuestra sociedad.
Vayamos al punto, no es nada fácil concertar un argumento que sin estar continuamente informado pueda contrastar de la información política o social recibida y menos cuando la única forma de obtener una percepción de los hechos es de una simple nota en la radio, en el televisor y los periódicos impresos o digitales, pero esta información no pasa de ser considerada como verosímil ante los receptores, al estar constituida por una serie de elementos, legales, políticos o de mercado, por ejemplo: un espectro de radio es avalado por una secretaría del estado mexicano, o un canal de televisión que es consolidado por su firme identidad mexicana, por otro lado, un periódico digital es respaldado por la tolerancia democrática que ha proliferado desde los últimos trece años y los periódicos impresos son respaldados por su integridad en pro de su carácter capitalista, por mencionar algunos aspectos, que entre sí pueden resultar tener las mismas características. Así en la vida diaria, nuestra visión de los hechos se encuadra a lo que se nos es transmitido vía medios de comunicación masiva, que conforman una especie de monóculo social, en el cual mientras la mayoría de las personas permanecen concentradas en sus trabajos o labores productivas, para su supervivencia, pueden “esclarecer” parcialmente el curso de los hechos políticos y sociales mediante este instrumento.
Esta visión monocular que tiene la sociedad mexicana sobre la política es generalizada hacia la mayoría de población, pues constituye fehacientemente un aparato ideológico del Estado (1). Es decir el conglomerado de medios que conforma el monóculo social, tiende a auto-reconocerse como panel único de la información verdadera, ya sea desde su carácter capitalista, democrático o cultural. Pero acerquémonos superficialmente al contenido de cada uno de los elementos que conforman el monóculo social; en el caso de la radio la mayor parte del tiempo está dedicada a la transmisión de spots comerciales para el sector de clase media, aunque el contenido informativo es equivalente al de la televisión pero sin imágenes, la radio representa a los intereses económicos de los grupos radiofónicos existentes en el país y la información más allá de ser transmitida con fines políticos (salvo en tiempos electorales) es transmitida con un sesgo de veracidad, que puede recaer en la polemización de elementos que no son claves en los problemas sociales o políticos, como en la exageración de las banalidades políticas y también sociales o dejar cabos sueltos entre las notas informativas tomando sólo las partes superfluas y espectaculares del suceso, etc. ya que se busca maximizar los niveles de audiencia en los programas tanto de opinión como de información. Por otro lado la televisión mexicana es un medio que precede a la radio, pues puede marcar tendencias de consumo que se extienden a la radio, como el seguimiento de los programas de los líderes de opinión, continuando con la ampliación de la fama de los personajes y siguiendo la misma lógica económica.
A pesar de que la televisión mexicana puede significar de tanto en tanto un escape democrático no institucional, como el caso de las elecciones presidenciales del 2000 en donde por primera vez se presentaron los candidatos a un talk show llamado “Otro Rollo” que rompía con las formalidades que solemnemente consentían los vestigios del presidencialismo mexicano; esto no exime de su carácter de control ideológico, pues la televisión de México está representada por dos cadenas que alientan a la desinformación tanto política como social y que son parte de un negocio entre élites empresariales y gobernantes que instituyen a estas cadenas como el verdadero ministerio de la cultura mexicana, un gran ejemplo del alcance de sus artimañas televisivas es un documento revelado por el periódico “The Guardian” en el cual a pesar de los actos represivos del entonces gobernador del Estado de México, la cadena de televisión “Televisa” agrega las cantidades cobradas por elevar su perfil para su próxima candidatura presidencial a escala nacional, estrategias de medios diseñadas para entorpecer la candidatura del candidato de oposición más fuerte, sin mencionar sus atrocidades. Y así con más administraciones, pues también mostró algunos pagos que la administración panista (Vicente Fox) ocultó de los gastos públicos enormes en promoción publicitaria (2). En este aspecto el contenido cultural que define a la televisión mexicana está prescrito por contratos subalternos con la clase política. Finalmente este tipo de contratos emergen desde los intereses de control ideológico, por parte de la clase política , con programas que desprestigian o elevan la imagen de candidatos, figuras importantes en la estructura de gobierno, de movimientos sociales y se encargan de imponer severamente estereotipos de diferentes clases, así podríamos seguir con la lista de estrategias de control ideológico.
Por la parte de los periódicos, tanto impresos como digitales, si somos objetivos podemos percibir un sesgo de información por falta de estructura eficaz en la empresa, frecuente en los diarios digitales, o por cooptación de los partidos políticos o los titulares de los órganos de gobierno, en tanto trabajan a su favor, dan información parcial sobre este otro aparato (considerando que también los partidos políticos son aparatos ideológicos del Estado) esto en los dos tipos de diarios. De hecho en la web, independientemente de que el contenido sea categórico y escogido en la medida que uno elige a que dirección ir, las redes sociales han hecho una escala de la realidad social, y es que se ha dado un fenómeno en el que el aparato ideológico político se reproduce e impone sus condiciones de reproducción en la realidad, mediante la influencia virtual, haciendo uso de los aparatos ideológicos de información, en pocas palabras ingeniárselas para batallar con la ideología de oposición sin dejar tanto rastro de su control en un mundo virtual, pero no por esto menos susceptible de materializar ideas; como el caso de partidos que contratan a personal que elabore cuentas con perfiles falsos, estas cuentas coordinadas para debatir en la red con su propia retórica ideológica los argumentos de oposición que también expanden su influencia entre los usuarios de Internet (3).
Pero volvamos a la realidad, en sociedad ser objetivo con respecto a tanta información recibida es tedioso si no se profesionaliza y solamente recibimos información de controlada, que fragua nuestra opinión acerca de los acontecimientos derivados de cualquier hecho social o político. El monóculo social, entonces mantiene su carácter de aparato de control del estado en cada uno de sus elementos por el hecho de producir y reproducir una ideología que asume la propia ideología dominante. En el siguiente ensayo que se publique en este blog. Explicaré en base a qué ideología funciona este aparato de control ideológico del Estado y por qué se nos hace tan fácil seguir su lógica.
Fuentes y Bibliografía:
- Althusser, Louis. “Ideología y aparatos ideologícos del Estado” en La filosofía como arma de la revolución, México, Ed. Siglo XXI 1989.
- http://www.theguardian.com/world/2012/jun/08/mexico-televisa-cobertura-politicos
- http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2015/03/150317_mexico_internet_poder_penabot_an