Hace algunos años, unos cuatro diría yo, escribí este pequeño manual sobre cómo reconocer cuando alguien te está mintiendo. El corolario no respeta las reglas sobre la expresión corporal ni tecnicismo alguno; es mucho más sencillo que eso, pues es su corazón quien siempre los delata.
Cómo saber si él te miente
por Violeta Carrasco Jiménez
Él miente, lo sé. Resulta que al hablarle me contesta
tan tranquilo, confiado, pero lentamente escucho, distingo el
sonido de su corazón acelerado que, con la intención de delatarlo, le golpea el
pecho. ¿Y qué hago yo? qué habré de hacer sino ignorarlo, apesadumbrada
ante su palpitante corazón desesperado, atemorizada de articular
cualquier palabra... lo abrazo. Su corazón golpea mi pecho también.
Él miente, lo sé. Aunque sus palabras suenen ciertas,
tienen eco, un eco diminuto al terminar de murmurar, suena a tristeza, a
arrepentimiento. Ocultarlo con una sonrisa no servirá, ni recurrir a la
distracción, al cambio de tema... me doy cuenta, sé de su error.
Pero, ¿Qué hago yo? qué habré de hacer sino perdonarlo, aún sin que pronuncie
esas palabras para pedir perdón; devuelvo la sonrisa, cedo a la opción de
distracción.
Él miente, lo sé. Y no me importa. También yo
le he mentido y sin darme cuenta. Ignoraba mi descaro, mi cinismo, mi
mitomanía, ¡ignoraba mi mentira!. No podré confesarle mis engaños, no quiero
hacerlo, pero tampoco quiero ocultarle la verdad; ya no me produce ningún placer.
Y es que el hecho de amar a alguien exige una entrega y confianza que creímos poseer. Nuestras suposiciones no pudieron estar más alejadas.
Él miente, lo sé. Él no sabe que miento.
La idea de cambiar es persistente; sentir la flacidez
de mi relación, de lo que queda de ella, no necesito nada más para admitir mis
errores, pero ¿Cómo sabré si él también admite los suyos? Puedo cambiar yo,
pero no podré esperar a que él cambie. Amarlo nunca significó querer modificarlo.
Supongo que no haré nada, ¿Qué puedo hacer? podría
esperar cientos de años sin ver ninguna diferencia... pero en dos meses, quizá
menos, puedo cambiar yo. Aborrezco la mentira en el amor. Aborrezco a su corazón, golpéandome el pecho a través de su pecho, delatándolo, victimizándome, mátandome con su martilleo en mi interior; pues sé que no le diré nada y él a mí, me seguirá mintiendo.