La otra noche no podía dormir. No aguantaba el dolor en el
cuerpo, ni el peso de los párpados acumuladores de numerosos desvelos; en
cambio giraba de un lado de la cama hasta el otro, me enredaba en las sábanas,
miraba al techo, bebía sorbos de agua.
Ocurrió a medianoche, en ese lapso entre la vigilia y el sueño, cuando los
pensamientos divagan y se repiten las imágenes transcurridas en el día. Tenía
una imagen común en la mente, según recuerdo era mi salón de clases;
las voces de quienes se hallaban ahí y los objetos en general del lugar fueron
desfigurándose hasta que mi pantalla mental fue ocupada por un hombre
conduciendo en carretera; sonaba dentro del auto, en mi cabeza y en mi
habitación una canción tétrica: "...por sieeempreee en un río... por sieeempreee
en un río..."
(Me estremece el recordarlo).
Mis labios se abrían para repetir la letra, apenas y los
sentía moverse. Tomé conciencia de esa imagen en mi mente y de la canción que
resonaba en las paredes. Me llené de un terror obscuro; sabría lo que ocurriría
entonces.
Deseé moverme, pero mi cuerpo estaba pesado, la melodía
rebotaba en todas partes y un suave suspiro acariciaba mi oreja izquierda.
Yacía Absolutamente inmóvil, sofocada entre las sábanas.
Ese fantasma del hombre conduciendo en la carretera estaba
ahora en mi habitación, me pedía ayuda, la canción me hizo entenderlo... su
cuerpo descansaba en el río. Le rogué que me dejara ya moverme y a cambio le
ayudaría pidiendo por su descanso. La sensación de pesadez se fue. Me
levanté y comencé a orar.
Nunca volvió a visitarme; sin embargo su canción me atormenta en pesadillas.
(We get you when you sleep
ilustración por: Dholl)