Mi dulce soñadora; de manos frías como el invierno y ojos
ávidos de tempestad.
Absurda. Amante inquieta de una vida tonta.
Habitante de la fantasía, de corona de flores y risa de niña.
De alegría inmune, ingenua, !patética! Nada alarmaba su rostro de bella.
Mientras bajo el cielo de noche, mi soñadora triste era reina de penas.
Corría en el viento sin sentir su cuerpo, abrazaba la lluvia dándole besos.
Carcome en mí ver en lo que te ha convertido, tendida en el césped con la vista hacia el suelo.
¡Pobre soñadora! ya no ríes, sino lloras... intentando conseguir felicidad artificial.
Tu magia, tu fantasía, escondían tu soledad.
¡Pobre soñadora! de piel áspera como las rocas, de mejillas secas como la duna.
¿Quién mató tu altivo sueño?, ¿Quién volvió tu corazón de hierro?
Bajo el sol te vi quemando sus cartas. "No volveré a amar" dijiste, "el amor te mata."
Y tu sonrisa espontánea se apagó para siempre, se enterró con sus letras, con tus sueños, con mi dicha.